viernes, 10 de abril de 2015

OTOÑO EN SANTA CRUZ, UN NUEVO COMIENZO

Por las tardes, cuando voy a tomar mi “lunch” mientras juego partiditos de Cribbage en mi móvil en un parquecito cerca de la avenida Paraguá, ya veo que las hojas de los árboles cambian de verde a marrón. Después de un largo verano el otoño por fin ha llegado a tierra camba. Aquí es la mejor estación posible, porque el invierno y la primavera apenas existen, y el verano es demasiado caluroso. En el parque había un grupo de chavalitos quienes hace unos días fueron trincados por los pitufos por consumir estupefacientes, un delito que es castigado más severo que un robo…

Aún así, en el otoño de tierra cambia no creas que es necesario poner un jersey o chaqueta. El calor es menos intenso; de 35 en verano a 30 grados ahora.
Por mi nuevo curro tengo que madrugar para agarrar un micro temprano (a las 6 AM). El sol se ve cuando llegas a (la colina de) la Guardia.

La oficina se encuentra en la zona este de la ciudad, entre el 2º y 3er anillo. La avenida Paraguá es una colección de talleres, lubricenters, tiendas de ropa para empresas, garitos de almuerzo y hay un gran colegio por donde las caseritas venden palomitas, refrescos y chucherías. Hay un gran contraste con la avda. San Martin, la zona pija que está por el noroeste entre el 2º y 3er anillo; aquí las aceras, tejas y ladrillos están mal y hay mucha basura botada por todos los lados.
En la office, La gente entra con un “Bon dia don…” seguido por un puño en caso de los hombres. Siendo yo holandés, algunos chicos del taller me llaman “Van Persie”. Otros compañeros intentan decir Goedemorgen. Las compañeras son muy atentas.

Como se trata de aparatos electrónicos, tengo mucho que aprender. Es curioso que estoy en un camino Bèta siendo un Alfa, no teniendo ninguna afinidad con instalaciones técnicas, lo cual me obliga muchas veces a visitar mi gran amiga la Wikipedia para consultar. O bien voy a la oficina de mi compañero M., un técnico con mucho conocimiento, experiencia y capacidad de convencer al cliente, además habla italiano.
Sin realmente tener alguna explicación o capacitación me colocaron con mis nuevos compañeros de ventas. Empezar a llamar al azar a posibles clientes, introducirse con el sistema.
Los días se hacen largos por las dos horas de break al mediodía. Cuando termina el día laboral tengo que volver al suroeste.
Primero voy hasta el 2º anillo para coger el micro 72 o 73, durante unos 2.5 KM para llegar a la Avda. Brasil, de allá salen los micros al Torno y a la Angostura. Una vez llegando a la Irala ya está el micro lleno entonces es importante cogerlo antes.

En la Irala está la antigua terminal, enfrente de un garito de pollos (hay hartísimos de eso y todos venden lo mismo, no hay diversificación para nada). Allí siempre hay una fila de gente esperando a los taxis y hay chamaquitos que venden sus pipocas a 1 peso a la gente en los micros.
Después viene lo peor del viaje, cruzar la Ramada. La avenida Grigotá es la principal ruta para llegar a la ciudad viniendo del sur. Pero en el medio de los carriles hay un verdadero follón comercial. Caseritas con sus refrescos, sus pinchos, los pipoqueros y todo eso en medio de la Grigotá. El medio es un especie de acera pero debido a la intensidad del tráfico se puede considerar espacio mal aprovechado, porque el trafico tuviera mucho más fluidez si tuviera 2 carriles extra. No es ni 1 KM y tardas por lo menos 15 minutos en pasarlo.
Más adelante hay otras caseras que venden ropa, después hay un furgón grande de la pasma y recién llegas de nuevo al semáforo del 2º anillo.


En horario de la tarde/noche (las 7), toda la ciudad está saliendo y en cada anillo hay semáforos. Por lo general, tardas una hora para llegar al km. 13 y de allí unos 40 minutos más para llegar al final del Torno.  Mi biche por entonces ya tiene la cena preparada, tomamos te verde, jugamos con los perros, vemos a la serie turca y a dormir que para salir a las 6 AM el día siguiente hay que levantarse a las 5…

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